Aunque los discos de estado sólido (SSD) han conquistado el mundo de los nuevos ordenadores por su rapidez y eficiencia, los discos duros (HDD) siguen siendo los verdaderos campeones en términos de precio y capacidad. La relación entre el precio y la capacidad de los HDD sigue siendo inmejorable, lo que explica por qué muchas empresas y usuarios aún los prefieren para almacenar grandes volúmenes de datos.
A lo largo de este artículo sobre la evolución de los discos duros, vamos a remontarnos al pasado, explorar su desarrollo a lo largo de los años y hablaremos un poco sobre lo que podría traer el futuro.
Todo comenzó con el RAMAC.
La historia de los discos duros se remonta al año 1.956, cuando IBM lanzó el primer ordenador comercial con un disco duro: el RAMAC (Random Access Method of Accounting and Control). En su interior, el sistema de almacenamiento denominado IBM 350 era enorme, ocupando prácticamente una habitación entera. Este gigante tecnológico almacenaba la información en 50 platos de 24 pulgadas de diámetro, todos apilados uno sobre otro.
Con todo ese tamaño, el almacenamiento era sorprendentemente pequeño para los estándares actuales: menos de 5 MB. ¡Sí, megabytes! Los encargados de marketing de IBM tenían una difícil tarea por delante, ya que era complicado convencer a los usuarios de que necesitarían más de esa cantidad de espacio.
El costo del RAMAC también era astronómico. Los clientes pagaban alrededor de 3,200 dólares mensuales por esos 5 MB, lo que ajustado a la inflación sería aproximadamente 33.200 dólares al mes en 2.024. Esto significa que, hace seis décadas, almacenar un solo megabyte costaba 640 dólares por mes.
El avance del almacenamiento removible.
A medida que pasaron los años, los avances en la tecnología permitieron mejoras considerables. En los años 60, los clientes de IBM comenzaron a demandar más capacidad de almacenamiento, pero el problema era que los sistemas seguían siendo enormes y ocupaban demasiado espacio.
IBM reaccionó introduciendo el concepto de almacenamiento removible. En 1962, el IBM 1311 Disk Storage Drive trajo consigo una nueva forma de almacenar datos: los IBM 1316 Disk Packs, que permitían a los usuarios intercambiar discos de forma sencilla. Estos discos pasaron de tener un tamaño de 24″ de diámetro a 14″, y podían almacenar hasta 2 MB por paquete.
Este avance hizo que el almacenamiento fuera mucho más flexible y accesible. Los usuarios podían aumentar su capacidad simplemente añadiendo más discos según lo necesitaran.
Los ordenadores no paraban de mejorar.
Hasta los años 70, los ordenadores eran dispositivos extremadamente caros y grandes, limitados a grandes empresas, universidades y gobiernos. Pero en esa década, el desarrollo de la computadora personal (PC) cambió el panorama por completo. La caída de los precios de los componentes electrónicos y el aumento de la densidad de los chips de memoria hicieron posible la creación de equipos más asequibles para el público general.
En un principio, los primeros ordenadores PC utilizaban cintas perforadas o casetes de audio para el almacenamiento de datos. No fue hasta los años 80 cuando los discos duros comenzaron a ser lo suficientemente accesibles para los usuarios comunes. En 1.980, una pequeña empresa llamada Shugart Technology lanzó al mercado el ST-506. Un disco duro de 5 MB diseñado para los PC, que costaba alrededor de 1,500 dólares y tenía un tamaño de 5,25″.
¿Le suena el nombre?. Pues esta compañía luego cambiaría su nombre a Seagate Technology, un gigante en la industria del almacenamiento que sigue siendo muy relevante en la actualidad.
El nacimiento del RAID.
El concepto de RAID (Conjunto Redundante de Discos Independientes) fue introducido por investigadores de la Universidad de California en Berkeley a mediados de los años 80. RAID permitió combinar varios discos duros en una unidad lógica, lo que no solo aumentaba la capacidad de almacenamiento, sino que también mejoraba la velocidad de lectura y escritura de los datos, además de reducir el riesgo de pérdida de información.
La tecnología RAID fue revolucionaria, ya que permitía a las empresas combinar discos más pequeños y económicos para crear soluciones de almacenamiento masivo. En Backblaze, por ejemplo, utilizan RAID para construir sus Storage Pods. Estos combinan múltiples discos duros en arreglos que pueden almacenar hasta 480 TB en un chasis de 4U.
Mejoras en tamaño, velocidad y capacidad.
Durante las décadas de los 80 y 90, los fabricantes de discos duros y PCs continuaron desarrollando nuevas tecnologías y mejorando los dispositivos. Las unidades de 5,25″ fueron reemplazadas por las más compactas de 3,5″. Posteriormente y con el auge de las computadoras portátiles, los discos de 2,5″ se convirtieron en la norma. Además, se introdujeron nuevas interfaces de conexión, como IDE, SCSI, ATA, SATA y PCIe, que incrementaron significativamente la velocidad y el rendimiento de los discos duros.
La llegada de los discos de estado sólido (SSD).
En los últimos años, los SSD han comenzado a dominar el mercado de almacenamiento en muchos dispositivos personales y profesionales debido a sus numerosas ventajas. Los discos SSD no tienen partes móviles, lo que los hace más rápidos, más eficientes en términos de energía y más resistentes a los daños físicos en comparación con los HDD tradicionales. Además, el tamaño compacto de los SSD ha permitido el desarrollo de ordenadores portátiles más delgados y ligeros.
Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, los discos duros tradicionales siguen siendo la mejor opción en cuanto a la relación capacidad-precio, sobre todo cuando se trata de almacenar grandes volúmenes de datos.
El futuro de los discos duros.
Aunque los SSD continúan avanzando en capacidad y accesibilidad, los discos duros seguirán desempeñando un papel crucial en el almacenamiento masivo de datos durante un buen tiempo más. Las innovaciones en tecnología magnética y la incorporación de nuevas técnicas, como la grabación magnética asistida por calor (HAMR), están preparando el terreno para discos duros aún más rápidos, confiables y de mayor capacidad.
Sin duda alguna los discos duros han recorrido un largo camino desde aquellos enormes dispositivos que necesitaban una habitación entera para funcionar hasta los modelos compactos y asequibles que tenemos hoy en día. Mientras los SSD siguen ganando popularidad, los HDD aún tienen mucho que ofrecer, especialmente en el almacenamiento de datos a gran escala. Sin duda alguna el futuro del almacenamiento promete ser emocionante, y solo el tiempo dirá hasta dónde podremos llegar.